Todos anhelamos ser útiles para Dios, que la palabra sea revelada a nuestro Espíritu y se haga vida sobre nosotros, pero muchas veces esto no se hace realidad porque no hemos sido en algún momento buena tierra que da frutos, porque empezamos con bendición, con gran ímpetu pero luego se nos acaba las baterías y pasa el tiempo y cada vez nos vamos alejando de Dios, hasta que se nos hace menos frecuente el estar en su presencia, por tal motivo nos volvemos esa tierra árida, seca que cuando es lanzada la palabra no se hace realidad en nuestras vidas y la bendición no llega.
En Marcos 4: 3-4 dice: "Oíd: He aquí, el sembrador salió a sembrar; y al sembrar, aconteció que una parte cayó junto al camino, y vinieron las aves del cielo y la comieron." Clamemos porque no seamos esa buena tierra en cuanto queramos alejarnos de su Santo Espíritu, que nos demos cuenta y nos aferremos como el último aliento a la vida y no a la muerte a una muerte espiritual.
En Marcos, nos habla que hay otro tipo de tierra 4-5: "Otra parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra." De este tipo de tierra hay muchos otra buena parte que en apariencia está fluyendo, está dando fruto, pero en realidad su raíz es corta hay tropiezo en los corazones en nuestras vidas, porque queremos una relación con Dios superficial, solo mientras nos bendice, mientras recibimos la bendición pero no a profundidad no una verdadera relación con Dios que a merite el tomar tiempo para orar, sacrificar los deleites de la carne, lo que tanto nos gusta hacer, nuestras distracciones, nuestros afanes de día a día, nuestro propio tiempo para nosotros, Marcos 4:6 "Pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó." por lo tanto pronto al menor tropiezo estamos llorando que sentimos que nos ahogamos que nos morimos y viene el enemigo nos da una revolcada porque nuestra raíz no era profunda esa palabra que habíamos recibido sólo nos alcanzó para mitad de la semana si mucho, de esa tierra no debemos ser la de las apariencias, así la llamo yo.
Pero hay otra tierra la de Marcos 4:7 "Otra parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron y la ahogaron, y no dio fruto." yo la llamo la tierra donde persiste el pecado, a esta tierra los espinos no dejan que crezca el fruto lo ahogan, así es la palabra no da frutos en nosotros porque esta tierra no es buena porque hay pecado los espinos son el pecado que persiste en nosotros, el que no dejamos porque aún no hay un arrepentimiento genuino, sólo por la superficie nada más es nuestra relación con Dios, de vez en cuando, escuchamos la palabra pero se ahogó, no creció, se extinguió ese fuego que había en nosotros cuando la recibimos.
Pero dí yo quiero ser la buena tierra, la que da frutos buenos, así dice en Marcos 4:8 "Pero otra parte cayó en buena tierra, y dio fruto, pues brotó y creció, y produjo a treinta, a sesenta, y a ciento por uno." si puedes ver la palabra de Dios dice que la semilla se multiplicó, así tiene que multiplicarse en nosotros la palabra, con mucho fruto y abundante, que seamos de la buena tierra que recibe la palabra, la guarda pero la pone en práctica, vive una relación con Dios, no ocasional sino constante, así permaneces en Él, el fuego de Dios no se apaga en tí, así que oro porque esa tierra buena seas tú lector, el que no vive de apariencias, el que vive un arrepentimiento genuino de sus pecados, ni mucho menos seas la tierra que nunca dio fruto, ni raíz, ni brotó nada igual como la de la semilla que cayó junto al camino y las aves se la comieron, Señor guardamos de ser esa tierra y que vivamos una verdadera relación contigo para que no se apaguen nuestras baterías, en el nombre de Jesús, Amén.
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