viernes, 5 de agosto de 2016

Serie: Conociendo a Jesús - Día 49


Dios no desprecia a ningún pecador arrepentido, por eso debemos acercarnos confiadamente y hablar con el Señor y pedir perdón por nuestras faltas, debemos saber que Dios no desprecia a un corazón humillado.

Al morir Jesús en la cruz nos dio acceso a la redención y también a las sanidades, como dice en Lucas 5:18 "Y sucedió que unos hombres que traían en un lecho a un hombre que estaba paralítico, procuraban llevarle adentro y ponerle delante de él." Ellos actuaron y derribaron toda barrera que impedía el recibir el milagro de ese hombre "Pero no hallando cómo hacerlo a causa de la multitud, subieron encima de la casa, y por el tejado le bajaron con el lecho, poniéndole en medio, delante de Jesús." no dejaron que nada se interpusiese entre el milagro y el Señor, ellos sabían que al acercarse recibirían ese milagro y eso provocó que Jesús se compadeciera de ellos.

En Lucas 5:20 dice: "Al ver él la fe de ellos, le dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados." los pecados le fueron perdonados y ese es el mayor milagro que pudieran recibir aquél día, no obstante además de recibir ese milagro de ser llamados hijos de Dios, también el Señor Jesús les concedió el tan peleado milagro físico como lo explica en Lucas 5:24 "Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa." el Señor no solamente al ver activada la fe de ellos les concedió el perdonar los pecador el ser salvos al reconocer que Jesús es el único salvador sino también el de levantarse y dejar de ser paralítico, por eso es que creemos que el Señor nos da más de lo que pedimos o queremos para gloria del Señor, así que hoy oro porque el Espíritu Santo te convensa y te muestre en que has fallado, en donde está esa paja que puedas tener en tu ojo y clames en el nombre de Jesús que haya perdón de pecados y que el Señor te conceda abundantemente más de lo que pides en el nombre de Jesús, Amén.

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