Serie: Conociendo a Jesús - Día 16

Cuando decidimos seguir a Jesús no conocemos todos los desafíos que tenemos que enfrentar, pero aún son más las bendiciones y realmente los momentos desafiantes son lo que nos hacen ser valiosos para el reino de los cielos.

No hay requisito más grande para seguir a Jesús que el morir a uno mismo cuando Jesús dijo en Mateo 16:24 "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame". Realmente estas palabras fueron tan reales para el vivir de un verdadero cristiano, ya que hay muchos deseos de la carne a los cuales debemos morir, para lograr crecer en nuestra relación con Dios y que logremos ser más espirituales que carnales, pero si hay algunas aptitudes que aún tenemos y no dejamos debemos orar para que El Espíritu Santo nos ayude a dejar y seamos liberados, si es el orgullo, si es la envidia, el amor a las riquezas y cualquier otra cosa que nos aparte de Dios, debemos dejarlas morir a ellas para que podamos de disfrutar de las verdaderas bendiciones de Dios para nuestras vidas y a la misma vez y lo principal ser útiles para Dios con un amor verdadero para Él.

En Mateo 16:25 dice: "Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará." Así es el que en verdad quiera salvar su vida no debe vivir atormentado pensando en ello, sino seguir la voz del Espíritu Santo que nos guiará a la verdad, pero si morimos a las maldades que hay en nuestro corazón y decidimos seguirlo, perderemos nuestra propia vida porque no estaremos haciendo lo que nosotros queremos, sino lo que Dios quiere, ya que Él es el dueño de nuestras vidas y así, sólo así encontraremos la voluntad de Dios para nosotros, nuestro verdadero propósito que va más allá de nuestras vidas, así que hoy oro porque busques la verdadera intimidad con el Espíritu Santo para que puedas distinguir los tiempos que vives, que dejes de vivir una vida egoísta satisfaciendo la carne y vivir una vida guiada por el Espíritu Santo para que puedas disfrutar una vida eterna con Cristo Jesús, en el nombre de Jesús. Amén.