En algunos momentos te puedes sentir que nada tiene significado, a nada le encuentras un verdadero valor, que todo lo que haces no produce el fruto que debería producir o que lo que tienes es superficial y al final no sirve o no te da la felicidad que debería darte, pues te falta un ingrediente importante en tu vida.
Claramente, hay algo esencial que te estás faltando y que sin ello no podemos vivir, a nada le puedes encontrar sentido y al final satisfacción porque son victorias que no tienen sabor, pasajeras, Pero vuelve tu corazón al Espíritu Santo y búscalo de todo corazón, en Él tienes un verdadero tesoro en tu vida, si en algo debes estar insatisfecho es en tu relación con Él, es ilimitado si hoy eres bendecido con su presencia, mañana puedes venir y pedir más porque Él te vuelve a llenar.
En Hechos 3:6 Pedro dice al cojo del templo: "No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda." Pedro sabía que no importaba que no tuviera bienes, o algo que en este mundo pudiera tener un valor material. Sin embargo el tenía el Espíritu de Dios algo mucho más valioso que el mundo no se lo podía dar, El cojo no solamente recibió su sanidad, sino que su vida a partir de entonces cambió, fue testimonio para todo el que lo conoció y a partir de ese momento, ya no tenía que mendigar más, porque ya no tenía que pedir limosna, no había nada más que lo pudiera excluir físicamente de los demás porque era un testigo de Dios, también conoció a Jesús, no podía negar que su nombre tenía poder y si tu también tienes al Espíritu Santo, como tu mayor tesoro, tienes todo, Pedro lo sabía, porque en el nombre de Jesús no le sería negado todo lo que pidiera. Pedro no tenía dinero para darle pero si tenía algo maravilloso al Espíritu Santo, el dinero calmaría momentáneamente la necesidad del cojo y nuevamente otra necesidad, en cambio orar y pedir la sanidad del cojo cambiaría la vida de este mendigo y de muchos más que creyeron a causa de este milagro.
Así que hoy, reflexiona en donde está tu valor, en las cosas del mundo o en compartir tu mayor tesoro "El Espíritu Santo".
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