lunes, 25 de mayo de 2015

Caminando hacia la tierra prometida - Día 4

Hoy es un día para creer que lo imposible se vuelve posible, para confiar que Dios ha escuchado el clamor de su pueblo...

Dios escogió entre muchos a Moisés para libertar al pueblo de Israel Éxodo 3:2 Y se le apareció el Angel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía, cada uno de nosotros hemos sido escogidos para un propósito especial, el cual se cumplirá en el tiempo que Dios tiene destinado, pero es importante que no perdamos la esperanza, que estemos siendo preparados  para ese momento en el cual nos llame a hacer cosas más grandes.

Moíses fue enviado a llevar un mensaje importante para el nuevo Faraón pero Dios no lo envió solo, lo llenó de autoridad Éxodo 3:12 Y él respondió: Ve, porque yo estaré contigo; y esto te será por señal de que yo te he enviado: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte. Así Dios nos llama a cada uno de nosotros y no debemos dudarlo, debemos saber que no nos va a poner una carga más grande de la que podemos llevar, Dios nos quiere usar para dar una palabra de ánimos, de libertad, de sanidad pero muchas veces nos quedamos en la duda de si, es Él quién nos la dio, esto nos paraliza y no lo hacemos, así Dios no puede confiarnos cosas más grandes.

Éxodo 3:17 Y he dicho: Yo os sacaré de la aflicción de Egipto a la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo, a una tierra que fluye leche y miel. Que hermosa promesa la que Dios le dio a Israel y nos alcanza a cada uno de nosotros en este tiempo, Él quiere libertarnos, que vivamos para Él fuera de la servidumbre porque quiere que señoreemos sobre lo que nos ha dado, nos ha prometido las mejores cosas, los mejores lugares, una tierra donde fluye leche y miel, sin duda es un lugar privilegiado, pero muchas veces no podemos alcanzar esas promesas porque nosotros mismos nos limitamos, nuestros pensamientos están pensando únicamente en lo que vemos a nuestro alrededor en ese momento, en las circunstancias y no creemos verdaderamente la promesa tal vez la confesamos con nuestra boca pero la limitamos con nuestro corazón, es una cosa decir que creemos y otra saber que va a ser realidad y lo creamos con todo nuestro ser, pero Dios es misericordioso y como Él quiere bendecirnos Él lo hará, yo oro porque esas promesas que Dios tiene para cada uno de nosotros se cumplan muy pronto en nuestra vida y que toda limitación se vaya en el nombre de Jesús de nuestra mente, que la duda se aparte de nosotros y que no desmayemos ya que las bendiciones están cerca y son bendiciones directas del cielo, sobre abundantes, en el nombre de Jesús.

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