Si amas la presencia de Dios, quieres que nada pueda alejar al Espíritu Santo y haces lo necesario para mantener su preciosa presencia contigo.
«Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,Y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu. Salmos 51:10-11»
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