Me encontraba en mi habitación, reacia a orar, distraída, pero con mi corazón afligido, no podía esperar, no podía concentrarme, en un momento sólo las preocupaciones, de que haría podía escuchar, tenía aflicción en mi espíritu, quería confiar pero me faltaban las fuerzas.
En medio de todo, como un respiro en medio de del mar salí y pude respirar, en medio de mi angustia pude decir, no sirvo para nada, soy una fracasada, quisiera creer, confiar que todo estará bien pero no puedo, sólo tú puedes sacarme, sólo tu puedes llevarme al otro lado del Jordán, no puedo valerme más de mis fuerzas porque no las tengo, no puedo valerme más de mis habilidades, porque no hay nada que yo pueda hacer.
Perdona mis iniquidades, he fallado una y otra vez he pecado con mi falta de confianza, con mi incredulidad eso me ha llevado a las estratégicas que he hecho en mi cabeza un plan para salir de la desesperación.
Dentro de mí sólo sabía que nada podía hacer, sólo la bendición que Dios puede dar y dentro de mí grité dame la bendición la que no añade tristeza, es la que yo quiero.
Hoy declaro que viene la bendición, que saldré de esta situación que como mis pastores me han enseñado saludo la bendición y derrepente cuando pienso ya nada puedo hacer la música que escuchaba se detiene, quiero volverla a poner y recuerdo que debo callar y escucharlo a Él, porque será Él quién me llevará al otro lado y empiezo a eschuchar la nada, la calma, los pájaros cantar, el sonido de los árboles y depronto una paz en mi corazón, tranquilidad, la sensación de todo estará bien, recuerdo porque vivo aquí un lugar tranquilo, enfrente de un gran árbol que se asoma frente a mi ventana en un gran campo que me lleva a mi lugar tranquilo.
Entonces puedo darme cuenta que todo está en calma que después de la tormenta viene la calma y que todo estará bien.
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