No dejes que los dichos de tu boca crean lazos para tu vida, habla fe y tu situación va a cambiar.
«Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba el Espíritu Santo. Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero. No tienes tú parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Dios. Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizás te sea perdonado el pensamiento de tu corazón; porque en hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estás. Hechos 8:18-23»
Así como Simón estaba en amargura, porque deseaba tener lo que los apóstoles tenían, pero no tenía la fe para tenerlo y lo que había en su corazón pudo hablar evidenciando lo que allí había, deja que Dios obre en tu vida y cambiará tu forma de hablar, porque dirás lo que Dios ha puesto en tu corazón.
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